3.4.05

XVIII

Hay canasta. Y su autor recula a defender. O a cumplir una tarea más próxima. Pero en un primer instante todo lo hará aprisa, urgente, ciego. Se trata de un automatismo común a todo jugador de origen menos técnico que psíquico. Ser el fulgurante centro de atención obra en la mente como la llama en la mano, como un reflejo condicionado que atrae y repele a un tiempo el protagonismo.